El Movimiento Pedagógico Nacional
Son bastantes las iniciativas que se han planteado a la sociedad y al Estado en la búsqueda de una educación alternativa, de la incesante necesidad de transformar las prácticas educativas dentro y fuera de la escuela, además de reivindicar el papel del maestro. Por esto, en este artículo se abordará el devenir histórico, los objetivos, logros y el trasegar del movimiento pedagógico en Colombia.
El movimiento pedagógico nació durante los años 70 y 80 del siglo XX, ya que para esa época la educación se desarrollaba sobre el modelo conductista con una clara incidencia norteamericana y el taylorismo; este concepto fue postulado por el estadounidense Frederick W. Taylor, un economista e ingeniero quien en 1911 afirmó que para lograr el trabajo productivo se debía programar y controlar estrictamente la producción, para así garantizar un movimiento más eficiente en cada obrero; de esta manera crecería la productividad y se podría escoger el más apto para cada tarea, ubicándolo en una labor organizada y a un ritmo calculado.
La característica esencial del taylorismo es una separación radical entre concepción y ejecución, entre pensamiento y acción: las directivas conciben, los obreros ejecutan (de modo similar a como ahora los programadores educativos conciben y los maestros ejecutan) (…) el hombre debe dar lo máximo de sí, esto es, debe ser lo más eficiente, en el trabajo que la empresa le asigna, y en esto consiste su realización. (Hernández, 1984, p. 39)
Fue entonces como el taylorismo tuvo cabida en el ámbito educativo, tecnificándolo por medio del diseño instruccional en el que se concebía al maestro como un instrumento al servicio de una actividad, en la cual debía ser adiestrado para que pudiera cumplir eficientemente la labor asignada y en el que su comportamiento y conducta debían ser acomodados a objetivos claros y a la ejecución de los mismos con suma responsabilidad de no salirse de los parámetros establecidos, ya que al ser un obrero pasivo y eficiente no tendría conciencia del proceso sino del resultado; las actividades escolares se limitaban a lograr el objetivo, que sería reflejado en una nota.
En este contexto de los años setenta del siglo XX, el maestro se convirtió en un obrero controlado, subcalificado, reemplazable y ejecutor de instrucciones específicas, perdiendo así su autonomía y el control sobre el proceso educativo. Fue convertido en un administrador del currículo, desposeído de su propio trabajo, ajeno al sentido social, calificador de conductas, en el que se le diseñaba su trabajo con el fin de descalificarlo, privarlo de su palabra y prescindir de su saber; no necesitaba pensar, ni tener iniciativa, ya que era sometido a la ideología de la evaluación con sentido mercantilista.
Por esto el magisterio colombiano venía de un largo periodo en el que la escuela se veía con una mirada corporativista dada por el determinismo económico, y por esto se hizo necesario que la sociedad cambiara, para cambiar a la educación; fue así como se pensó hacer una ruptura con una propuesta social, humana, histórica, cultural, de movilización y organizada en la que el maestro fuera reconocido como un sujeto de saber, como trabajador de la cultura, ciudadano e intelectual; así, hubo aportes desde diferentes perspectivas y experiencias, constituyéndose en un movimiento plural en donde las universidades públicas, movimientos sociales, culturales, maestros de base, intelectuales, investigadores, entre otros, hicieron parte de este cambio.
El Movimiento Pedagógico fue un llamado a los maestros colombianos para colectivizar los esfuerzos aislados por una mejor educación, que a partir de sus reflexiones permitieran reinventar al maestro, a la escuela, y renovar sus prácticas pedagógicas, logrando así en el magisterio unidad en contra de las políticas del gobierno.