Balance del estado de la educación,

en época de pandemia en América Latina:

El caso de Argentina

 

24112021 art 4La pandemia encontró a los sistemas educativos latinoamericanos heridos o mortalmente dañados. Las políticas de privatización impulsadas por el mercado habían actuado a fondo en la mayor parte de los países de la región. Argentina y México conservaban la integridad de sus sistemas, en gran parte por la lucha de sus docentes, por la necesidad social de la educación pública y por aspectos persistentes de la consistencia histórica de sus instituciones de educación formal. En tanto, la desigualdad del derecho a la educación se verificaba en todos los países, en especial en las zonas rurales, las periferias pobres de las grandes ciudades, las comunidades aborígenes, los grupos necesitados de una educación especial. No obstante, las prospectivas internacionales mostraban una tendencia a la universalización de la educación primaria y media en pocas décadas, aunque relativa a las inestables políticas socioeconómicas y educativas. En su conjunto, la educación latinoamericana recibió la pandemia debilitada y retrasada en la realización de cambios que requería de manera inminente, al mismo tiempo que se verificaba un voraz avance del mercado.

 

En un texto escrito pocos meses antes de que se declarara la pandemia de Covid-19, comencé planteando una pregunta crucial, que le debemos a un alumno de Friedrich Nietzsche: «¿cómo haremos para superar el abismo que separa el hoy del mañana?». Es la preocupación de un joven estudiante angustiado por el curso de una historia que, en ese preciso momento, no anuncia situaciones catastróficas inmediatas. La situación que estamos atravesando ha actualizado ese interrogante, que en su enunciación está cargado de dramatismo: La familia, el trabajo y la educación habían tardado tres siglos en diferenciar se y recién alcanzado una identidad institucional con la Revolución industrial y la consolidación de los Estados nación. Al comenzar la tercera década del siglo XXI, la organización hegemonizada por el capitalismo financiero internacional sobre nuevas bases tecnológicas había afectado seriamente a las instituciones de la modernidad. El trabajo virtual y a destajo y la desescolarización avanzaban y amenazaban, respectivamente.

 

Recientemente ocurrió que, a causa de las medidas sanitarias indispensables contra la pandemia, aquellas instituciones se vieron superpuestas y confundidas. Fue necesario cerrar las escuelas, que la enseñanza formal y el trabajo se trasladaran a los hogares. Al mismo tiempo, la crisis económica mundial en ciernes se profundizó alcanzando uno de los niveles más altos de la historia del capitalismo.

 

Solamente los ambientalistas y algunos estudiosos de la prospectiva tenían en su imaginario la posibilidad de una situación catastrófica del orden natural que contuviera la potencia de cambiar el mundo. Para el sentido común, se trataba de una fantasía o de una exageración. Los escasos educadores ambientalistas venían luchando para escapar a los intentos de conformar la educación ambiental como una materia más, o como ingeniosas actividades recreativas o limitadas a acciones domésticas, en lugar de considerarla un área transversal, cuyos saberes afectaran todo tipo de conocimientos. Declarada la pandemia, los medios de comunicación adoptaron la perspectiva de que «todo será distinto», «nada seguirá igual», como si la posibilidad fuera que un día se anunciara la vacuna contra el virus y despertáramos en el mundo ansiado o temido, en una escena sin continuidad con el pasado y de incierto futuro. Tal suposición encierra una negación y un desconocimiento de la historia, biográfica y social.

 

El abismo al que se refiere el alumno de Nietzsche hace referencia al pasaje entre el clasicismo y la modernidad, y entre las generaciones. Empero en la situación actual son varias las paradojas: se ha puesto en evidencia ante todos los humanos su carácter de tales, más allá de generaciones, nacionalidades, etnias, lenguas o clases sociales. ¿La emergencia ha disminuido o profundizado los abismos? Seguramente ambas cosas. En algún lugar de la conciencia colectiva debe quedar una marca de lo que es irremediablemente compartido, pero en el marco de sociedades que serán más desiguales: los pobres, más pobres, y los ricos, más ricos.

Hay amplia información sobre el sufrimiento de los adolescentes por las medidas restrictivas que requiere la prevención del contagio de coronavirus. En el crucial momento de su vida, cuando estaban asomando al mundo y buscando construir el propio, desprendiéndose y diferenciándose de su familia, su supervivencia depende de que se encierren con esta última. El hacinamiento, el acoso, la incompatibilidad de caracteres y de comportamientos entre las generaciones producen, sumadas al encierro necesario, depresiones y un aumento del número de suicidios de adolescentes en varias provincias argentinas.

 

Resulta sin embargo notable el resultado de la «Encuesta covid-19», realizada por Unicef (2020). En el citado estudio, se expresa que «el módulo de percepciones y actitudes frente a la cuarentena muestra que el 96% de la población considera que la cuarentena evitará el contagio de covid-19 y el 99% de las y los adolescentes considera que las medidas son necesarias. Así mismo, es importante destacar que el 95% de los hogares indica que pueden cumplir con las medidas de aislamiento social».

 

¿Qué ocurrirá con los adolescentes cuando estén liberados? Estarán en condiciones de regresar al ámbito escolar en el cual ya anteriormente les resultaba difícil permanecer? En qué términos abordarán la pregunta del estudiante de Nietzsche unos y otros adolescentes, los ricos y los pobres, los que tengan condiciones socioeconómicas, familiares y psicológicas para retornar a las instituciones educativas y los que no; aquellos que estuvieron conectados a los dispositivos de contacto con la escolaridad y los que no tuvieron acceso a los programas por TV, a la radio, los cuadernillos u otros materiales impresos, los portales, o al simple llamado telefónico o mensaje del maestro o la maestra?

 

Resulta de especial interés estudiar las posibilidades diversas de articulación entre los pensamientos, las ideas, los sentimientos, las experiencias adquiridas por los adolescentes en el período de pandemia, con el discurso escolar. Es posible sostener la hipótesis de numerosas fisuras, contradicciones y sobre todo insuficiencias por parte del currículum y de la lógica disciplinaria instalada anteriormente. Esto es, considerando a los chicos desde los 11 hasta los 18 años, lo cual afecta no solamente a la enseñanza media, sino a los últimos grados de la primaria.